jueves, 28 de mayo de 2009

La Iglesia Católica y el sexo


Si hay algo que a la Iglesia Católica le quita el sueño, es eso del sexo, su jerarquía tradicionalmente, ha rechazado el disfrute sexual y ha recomendado como norma de vida, la abstinencia de los goces carnales. Esta posición tendría que ver probablemente con la tradición de que la castidad refuerza la vida espiritual y la comunicación con Dios, posición muy defendida entre otros, por los Esenios, contemporáneos de Jesús Cristo (aunque estos también llevaban una vida ascética), que fue finalmente impuesta como norma de conducta para los clérigos, en el Concilio de Nicea del 325 D.C. En relación con el matrimonio, la Iglesia primitiva en el período romano, consideraba que la segunda venida de Cristo estaba muy próxima por lo que más bien recomendaba la castidad, y el matrimonio para fines solamente reproductivos, lo que de paso permitía la satisfacción normal y natural, de las necesidades sexuales de sus fieles. Esta negación del goce sexual tendría que ver con la misoginia de las principales religiones bíblicas. La mujer como causa del pecado original y perdida del paraíso, siempre se la vio como portadora del pecado, aunque hay que conceder que la Iglesia Católica otorgó a la mujer muchos más derechos en el matrimonio y en la práctica religiosa, que la tradición judía y musulmana. Las manifestaciones de esta misoginia sin embargo perduran como es la prohibición del magisterio eclesiástico para las mujeres, la interdicción absoluta del aborto aun cuando peligre su vida o es violada, y la recomendación de su sumisión al marido, como si fuera su esclava. Precisamente por el voto de castidad de los sacerdotes, algo que no lo enseñó Jesús, ni sus apóstoles que eran casados, la pederastia comenzó a hacer sus estragos. Ahora muchas de estas perniciosas prácticas han salido a la luz pública por el clamor de las víctimas y la acuciosidad de la información, lo que ha hecho que la más alta jerarquía católica reaccione, aunque no tan fuertemente como uno quisiera.  La alternativa es que la Iglesia Católica adopte una posición más pragmática y natural con esto del sexo en sus clérigos y vea a las mujeres sin discriminación alguna.  El resto de las iglesias cristianas han sido más sensatas en esto del sexo y la participación femenina en el magisterio, lo que les ha traído un gran aumento de su feligresía. Lo natural y bueno nunca puede ser pecado, y el sexo es un regalo de Dios o de la vida, que bien practicado, sin dañar a nadie ni a sí mismo, es una fuente de felicidad y de bienestar espiritual incuestionable.√http://www.elpais.com/articulo/sociedad/sexo/pierde/Vaticano/elpepusoc/20090531elpepisoc_1/Tes


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Abogado y escritor. Libros publicados: Elementos para la Protección Internacional de los Derechos Humanos; La aplicabilidad del derecho internacional de los derechos humanos en el orden jurídico de los Estados de Centroamérica; Diccionario Básico de los Derechos Humanos Internacionales. En preparación una novela.